Comencé a trabajar con Jazmín luego de haber pasado por una gran diversidad de corrientes y terapias de apoyo psicológico: estudié psicoterapia Gestalt, pero además he recibido apoyo de psicoterapeutas psicoanalíticos, cognitivo-conductuales y también he realizado diferentes entrenamientos en otras disciplinas de la corriente humanista como: renacimiento, psicodrama, biodanza, trabajo psico-corporal, etc. En relación al coaching, había realizado un diplomado a distancia, más no había tenido la experiencia de tener un coach.
La oportunidad se presentó por intermedio de una amiga médico, quien me comentó que estaba viéndose con Jazmín y que en las pocas sesiones que se había visto con ella, había tenido mejoras notables en aspectos puntuales de su vida que estaba interesada en modificar.
Asistí a la primera sesión un poco incrédula de que los cambios fueran a darse de forma tan rápida, pues como he estado en otros procesos de revisión personal, sé que nada se resuelve mágicamente. Sin embargo, me puse como premisa asistir a la primera sesión y si sentía que había aprendido algo, iría a la siguiente y así sucesivamente.
Jazmín me cayó muy bien en una primera instancia y su estilo no era nada parecido a enfoques previos con los que me hubiese tratado: La sesión era algo mucho más light a lo que yo estaba acostumbrada y además, Jazmín me hablaba de cosas sobre las que yo conocía poco y en donde, aunque tenía conocimiento teórico, no tenía experiencia práctica.
Durante el ciclo de todos mis trabajos con Jazmín, traté con ella aspectos muy concretos de mi vida personal, aunque poco a poco iban surgiendo otras cosas que iban tomando relevancia: Mi motivo de consulta inicial fue una gran dificultad para comunicarme adecuadamente con mi esposo, aspecto que nos hacía discutir constantemente, afectando también nuestros encuentros sexuales.
En el proceso, mi suegra resultó diagnosticada con una enfermedad terminal y esto dificultó mucho más la comunicación, pero además me hacía a mí el buscar una manera de acercarme a él de una manera afectiva y efectiva. Adicionalmente, teníamos el plan de tener un bebé, pero siempre que tocábamos el tema, alguna situación aparecía y esto quedaba para un segundo plano.
A nivel profesional, pese a tener un cargo gerencial, me sentía estancada, por sentir que aunque era un buen trabajo, no era lo que deseaba hacer el resto de mi vida; sin mencionar que odiaba la idea de tener que estar ceñida a un horario, a unas reglas impuestas por otro y a la idea de poner en un tercero mi estabilidad económica. Sin embargo, me sentía paralizada y no sabía qué hacer para cambiar mi situación.
Mi trabajo con Jazmín:
El proceso con Jazmín, arrancó por irle comentando en las sesiones, cosas que estaban en mi cabeza para el momento que conversábamos y sobre las que ella iba haciendo acotaciones o aplicando técnicas. Muchas de ellas, me sorprendieron por su sencillez, efectividad e inmediata aplicabilidad: Salía de cada sesión con una técnica que aplicar “y la técnica resultaba”.
Me parecía milagroso, por ejemplo que luego de una discusión fuerte con mi esposo, lograra quedarme tranquila y sin rencor, con sólo recordar la experiencia, modificarle en mi mente, el color, el volumen y luego tirarla a una papelera imaginaria. Aquello me parecía tan sencillo y tan fácil que no lograba entender cómo no se me había ocurrido antes.
Por supuesto, no todo fue siempre así de sencillo, había trabajos más duros, más personales, más emocionales y por ende, más intensos. En esos trabajos, Jazmín me acompañó emocionalmente, me vio llorar, me escuchó y una que otra vez me compartió alguna anécdota personal relevante para el momento. En estos momentos, ese tipo de acompañamiento era especialmente necesario para rendir frutos y lo obtuve con ella.
En trabajos psicoanalíticos y conductuales en los que había participado antes, el terapeuta no comparte experiencias personales y eso me hacía sentir una distancia insalvable, cuando en más de una oportunidad, lo que sentía que necesitaba era a un amigo, a alguien como yo, que me hablara de sus experiencias y vivencias, de forma que yo pudiera sentir la cercanía.
Otras experiencias fueron más divertidas: como por ejemplo la de escribir un cuento personal, grabarlo y escucharlo diariamente durante un tiempo: esta experiencia me ayudó a reencontrarme con mi pasión por la escritura creativa y a descubrir cosas de mí misma que no había visto.
En mi búsqueda de un bebé, el trabajo con las afirmaciones me ayudó mucho: Jazmín me mandó unas y yo agregué otras cosas que sentía me impedían quedar embarazada. Una vez realizado el trabajo diariamente, tuve una sesión para hablar con ella sobre las barreras que yo veía a la maternidad: me di cuenta en ese proceso, de que el no haber tenido los padres que yo esperé, de alguna forma condicionaba mi propia visión de la maternidad, por miedo a cometer los mismos errores que mis padres cometieron conmigo. El temor de no ser capaz de transmitir afecto, por no haberlo recibido de ellos, era una de las cosas que más me angustiaba y una vez llegado a ese punto, realizamos un trabajo para erradicar ese temor.
A nivel profesional, el trabajo con Jazmín se unió a una serie de oportunidades que se fueron presentando en el camino, como la posibilidad que me ofreció mi papá de estudiar psicología, pagando mis estudios y ofreciéndome una manutención para dedicarme exclusivamente a estudiar. Este proyecto, aunque no terminó concretándose exactamente de esta forma, me permite hoy en día abrirme las puertas a la posibilidad de comenzar a estudiar en enero esta carrera para poder ser independiente profesionalmente en un futuro no tan lejano.
Hoy en día:
Dejé mis sesiones con Jazmín a raíz de que dí a luz y empecé a disfrutar de mi reposo post natal. Tuve un hermoso bebé que hoy en día tiene 8 meses y mi relación con mi esposo ha cambiado muy favorablemente tanto en lo sexual como en lo relacional en general. El nacimiento del bebé paradójicamente ha resultado ser un catalizador de este cambio, pues hoy en día mi esposo comparte más responsabilidades conmigo y es más capaz de colocarse en mi lugar, lo que hace que me entienda mucho más y nuestras fricciones se han reducido mucho en este sentido.
A nivel personal, me siento también mucho más completa: en mi trabajo de relación con mi esposo, también debí hacer una revisión de mi relación con mis padres y de ello surgió un nuevo acercamiento hacia ellos. La relación hoy en día es muchísimo mejor de lo que fue en el pasado y mi hermoso bebé tiene mucho que ver con eso, pues ha aflorado en ellos una ternura que jamás ví en el pasado y que de alguna manera ayuda a cerrar ese ciclo en mí.
A nivel profesional, sigo en mi cargo gerencial, pero el trabajo se ha dinamizado mucho: tengo libertad de horario, puedo trabajar varios días desde mi casa y compartir así más tiempo con mi bebé y comienzo a estudiar psicología el 11 de enero en la Universidad Metropolitana. La empresa me aceptó la posibilidad de estudiar y trabajar y en vista de que por la situación país, mi papá no puede darme la manutención ofrecida inicialmente, acordé con él ir metiendo pocas materias para poder cumplir con ambas cosas y no descuidar a mi familia tampoco.
Por estas razones, agradezco enormemente la oportunidad de haber tenido como Coach durante este tiempo a Jazmín: Creo que su guía es lo que necesitaba en esta etapa de mi vida y espero seguir contando con su apoyo en el futuro, para esos momentos en los que no vea el camino tan claro.